El plástico, dadas sus características y ventajas como su gran moldeabilidad, su peso ligero y sus propiedades como aislante, es uno de los materiales más usados en automoción. Por este motivo es muy normal encontrarnos en el taller con problemas relacionados con este tipo de material, especialmente piezas que se han quebrado por algún choque o por deterioro del mismo.
Cuando nos plasmamos ante un caso como estos, surge la gran duda: ¿es mejor soldar la pieza y conservar la original o cambiarla por una de repuesto?
Lo más importante cuando el taller se enfrenta a un elemento de plástico roto, o que le falta algún trozo, es elegir el método más adecuado para garantizar que la pieza no volverá a romperse por esa zona al menos en mucho tiempo. Para ello, los talleres cuentan con diferentes métodos como la soldadura o los adhesivos, pero en ocasiones no basta con ello y conviene más cambiar la pieza por una nueva. ¿Cómo saber qué nos conviene más según cada caso?
Antes de optar por la opción de soldar la pieza dañada, se deberán valorar algunas cuestiones como el tipo de plástico y si éste sería capaz de soportar la soldadura con total garantía de éxito.
Otros aspectos a valorar serían la magnitud del roto, el coste que supondría cambiar la pieza de plástico o sustituirla, el tiempo que se necesitaría para su reparación, el tipo de pieza y el lugar en el que se encuentre.
Aunque de todos estos factores, posiblemente el más decisivo para un buen acabo es el de reconocer ante qué tipo de plástico nos encontramos, cuáles son sus características y qué métodos son los más adecuados para trabajarlo. No todos los plásticos son iguales, por lo que no todos los tipos pueden soldarse y obtener buenos resultados.
Cuando SÍ puede soldarse un plástico
Los termoplásticos como el polipropileno, polietileno o el poliestireno, son el único tipo de plástico que puede soldarse en el taller, siempre que trabajemos con materiales y herramientas acordes a cada tipo de plástico. Estos plásticos se caracterizan principalmente por reaccionar a las variaciones que apliquemos de temperatura, es decir, podemos hacer que se vuelvan fluidos con la garantía de que luego vuelvan a su estado sólido al enfriarse, por lo que son ideales para soldarlos y unir o reconstruir piezas.
Los plásticos que NO pueden soldarse
-Plásticos termoestables (poliuretanos, silicona, caucho vulcanizado, etc.)- Estos plásticos son duros a la vez que frágiles, y se caracterizan porque al aplicarles altas temperaturas no cambian su estado, sino que directamente se carbonizan. Por esto no permiten la soldadura, aunque en algunos casos sí pueden pegarse con adhesivos.
-Termoplásticos como el vidrio, fibra de carbono u otros tipos de plástico. Estos están reforzados con otros materiales para mejorar sus propiedades mecánicas, por lo que casi ninguno de ellos permita la soldadura como método de reparación o unión.
-Elastómeros como el caucho natural, el neopreno o el polibutadieno. Los propiedades de éstos se encuentran entre los dos anteriores, no pueden moldearse como los termoplásticos, pero sí tienen ciertas propiedades elásticas. En este caso también pueden utilizarse adhesivos para su reparación.
Para identificar la gran variedad de plásticos que encontramos en el mercado, la norma europea UNE-EN-ISO 11469 obliga a los fabricantes a marcar en alguna parte de la pieza los materiales que la conforman.
Los mecánicos expertos de Megataller Gruas Cecilio en Granada, valorarán tu caso de forma personalizada y te darán la información necesaria para saber si es más conveniente reparar la pieza o cambiarla.
